¡Alerta! que baja la temperatura de la granja y las cerdas madre se pueden resfriar. ¡Ojo! que cae el consumo de agua y es un preaviso de que no se encuentran bien. Todos los datos en tiempo real y en el móvil para anticiparse a los problemas. Es inteligencia artificial aplicada al sector primario para aumentar el bienestar animal y la producción. Pigdata es el proyecto que desarrolla Serprovit, la empresa de José Antonio Vitales, un vecino de Tierz que ha apostado por aplicar la tecnología en la gestión de granjas. Como consecuencia, está convencido de que estos avances motivan a las nuevas generaciones a incorporarse y favorecen al asentamiento de la población en el medio rural.
La percepción está cambiando y no solo del medio rural sino del sector agroalimentario, "que se ha profesionalizado". "Con esta crisis que se nos viene encima, es un sector saneado y necesario. No se gana mucho dinero, como en más especulativos, pero las crisis las supera mucho mejor", indica. Al mismo tiempo, recuerda que la de 2008 hizo a muchos jóvenes que miraran de nuevo a sus orígenes y volvieran al campo. "No hay tanto problema de falta de empleo o de subsistencia. Y con el confinamiento, la gente le da vueltas y ya ve distinto el vivir en un pueblo por la libertad y el modo de vida", comenta. Además, cree que la tecnología para mejorar el sector puede ser clave en estas decisiones.
"Cuanto mejor cuides a los animales, mejor responden". Con esta premisa, José Antonio Vitales, a través de su empresa Serprovit, instalada en el Parque Tecnológico Walqa, trabaja ya en cientos de instalaciones de porcino de Aragón donde, mediante sondas, se recogen los datos de los parámetros más importantes como consumo de agua, de pienso, temperatura... para adelantarse a posibles enfermedades o problemas.
En la recogida de todos estos datos, intervienen desde el granjero a la integradora, pasando por los visitadores o los veterinarios. Después, con el cruce y el análisis de todas las cifras podrán descubrir las condiciones en las que mejor responden los animales para replicarlas en otras instalaciones. "Si en esta granja hemos detectado una mejora, se aplica al resto", indica. En este momento, se encuentran en la fase se recogida de datos y después pasarán al análisis. De este modo, a través de la inteligencia artificial pueden optimizar tiempos, costes y mejorar el rendimiento de las explotaciones. Con todo, asegura que no resta personal, pero sí permite un control constante de la explotación.
Su proyecto de innovación cuenta con el apoyo de los Fondos Leader, gestionados a través de Adesho (Asociación para el Desarrollo Rural Comarcal de la Hoya de Huesca). Además de la ayuda económica, un 30 % de la inversión que calculó inicialmente -aunque al final será de unos 100.000 euros-, agradece el respaldo de los miembros de Adesho. Ya son cuatro los trabajadores de esta empresa que, con el proyecto de tecnología Pigdata, quieren dar el salto a todo el territorio nacional. No obstante, trabajan ya con las principales integradoras aragonesas del sector, así como con explotaciones de Gerona o Segovia, por ejemplo. Como consecuencia, Vitales prevé que tendrá que aumentar la plantilla, que ahora está compuesta por especialistas muy vinculados al medio rural, ya que dos son de Tierz, otro de Binéfar y el cuarto de Alcañiz. Además, genera empleo indirecto, ya que para el desarrollo de la tecnología trabaja con otras empresas oscenses como Inprodi y Tap Consultoría.
Pero ese salto no lo moverá de aquí, porque su apuesta ha sido por asentarse en su pueblo, que se sitúa entre las localidades que más han crecido en Aragón en los últimos veinte años y de las que tienen una población más joven, con un total de 771 vecinos. Apenas una decena de niños viajaban con él hace 30 años en el autobús para ir al colegio a Huesca, mientras que su hijo de 12 años va a una clase de 25 en el colegio de Tierz. Precisamente, fueron las condiciones de la escuela infantil y del colegio las que le hicieron volver, después de vivir 10 años en Huesca. Apostaron por la oferta educativa del pueblo para sus hijos, ahora de 8 y 12 años, y fueron estos últimos los que pidieron vivir en el pueblo. "Como he vivido desde pequeño allí, siempre me ha tirado mucho y no lo cambiaría por una ciudad", apunta Vitales, que no lo tuvo difícil para volver porque su mujer, de Gurrea de Gállego, también sabía lo que era estar en un pueblo.
Vitales estudió Empresariales y trabajó durante 21 años en Agropal, actividad que combinó en los últimos años con la puesta en marcha de Serprovit, que ofrece también los servicios de gestión de proyectos de ganadería. Desde principios de 2019 se dedica al 100 % al desarrollo de esta plataforma integral de gestión de datos que puede aplicarse a cualquier explotación agroalimentaria. De hecho, han comenzado con el sector porcino, pero Vitales asegura que sirve también para el vacuno, el ovino, las aves...
Y todo esto surge para dar respuesta a las necesidades que ha apreciado por su vinculación al medio rural, donde este tipo de soluciones pueden convertir este sector en más atractivo para los jóvenes. "Hace dos años la gente no lo veía viable y me decían que era el medio rural y que no veían la tecnificación todavía. Además, el tiempo me ha dado la razón porque tanto jóvenes como mayores ya estamos más habituados a rellenar cuatro datos en el teléfono que a hacer un parte para llevarlo al veterinario. Para la gente joven no es lo mismo darse una vuelta por la granja que tener el apoyo de la tecnología, que es más motivante", asegura.
Aunque ya nada tienen que ver las condiciones de los animales ni las de trabajo en las granjas de hace 15 años a ahora, por seguridad, vestuarios, horas de trabajo... se muestra convencido de que este desarrollo tecnológico contribuirá al bienestar animal y al del granjero.
"El sector se ha profesionalizado mucho y se están haciendo cada vez mejor las cosas, pero falta expresarlo al consumidor final", indica. Como ejemplo, apunta que las granjas de reproductoras se encuentran siempre a entre 19 y 25 grados todo el año, con metros cuadrados suficientes, superficies limpias... "hay personas que muchas veces no están a esos niveles". Sin embargo, insiste en que no se traslada bien al consumidor. "Ven al sector como criadores y contaminadores del sistema, cuando el purín bien gestionado es un abono natural", indica. Con todo, está convencido de que en unos años con un código se podrá ver la granja de la carne que hemos comprado. "La trazabilidad del sistema alimentario avanza mucho", indica. Y muchas de esas granjas inteligentes ya están en Huesca.
"Hay pueblos donde hace falta vivienda por los empleos que crean las granjas. En La Hoya hay mucha despoblación, pero tiene muchos pueblos a apenas 10 minutos de la ciudad", indica. Cree que todo esto se pondrá en valor y más jóvenes, como ha hecho él, se quedarán.